En el siglo XVI, la prisión de San Clemente se erigió como un lugar sombrío y opresivo que dejó una huella indeleble en la mente de aquellos que tuvieron el desafortunado destino de cruzar sus muros.
En los oscuros pasillos de la prisión estatal de Riverland, las sombras de un pasado atroz y siniestro parecen persistir, tejiendo una red de leyendas y horrores que han perdurado a lo largo de los siglos.