En el tranquilo pueblo de Córdoba, una vieja escuela primaria se yergue como un testigo silencioso de los años pasados. Sin embargo, cuando las noches de octubre caen sobre el pueblo, un aura de misterio y temor se cierne sobre el edificio abandonado. La leyenda que envuelve a la escuela cuenta una historia de lamentos y risas que parecen emerger de las sombras, dejando a los lugareños con los sentidos alerta y los corazones llenos de inquietud.
Se dice que, en las noches de octubre, cuando la luna llena se eleva en el cielo, los sonidos de risas infantiles y juegos alegres llenan el aire alrededor de la vieja escuela. Los lugareños afirman haber visto sombras fugaces corriendo por los pasillos y escuchado el eco de voces que parecen pertenecer a niños y niñas que intentan escapar de su confinamiento.
Los lamentos, en contraste, son lo que más perturba a quienes se aventuran cerca de la escuela abandonada. Los gritos y sollozos de los niños parecen resonar en la noche, creando una atmósfera de tristeza y angustia. Algunos lugareños afirman haber sentido una sensación de opresión en el pecho y una inexplicable tristeza al acercarse al edificio.
La leyenda se ha transmitido de generación en generación, y aunque las explicaciones varían, muchos creen que los lamentos nocturnos son el eco de un pasado doloroso. Se dice que la escuela fue testigo de tragedias y sufrimientos en el pasado, y que las almas de los niños que vivieron allí durante tiempos difíciles siguen vagando en busca de consuelo y liberación.
A medida que la noche cae sobre el pueblo y las hojas de octubre crujen bajo los pies, los lugareños sienten una mezcla de temor y curiosidad ante la escuela abandonada. Algunos eligen evitarla por completo, mientras que otros se aventuran cerca en busca de un vistazo a lo inexplicable.
La vieja escuela primaria de Córdoba se ha convertido en un símbolo de las historias que se entrelazan con los edificios y lugares abandonados. Las noches de octubre, cuando la línea entre lo visible y lo invisible parece difuminarse, la leyenda de los niños jugando y lamentándose persiste, recordando a todos que la historia y el misterio pueden residir en los lugares más inesperados.